Las conservas de pescado, ¿cuáles son recomendables y por qué?
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Al momento de elegir una conserva no solo hay que fijarse en el tipo de producto que se está adquiriendo sino también en el líquido de cobertura y el envase donde está contenida. Se sabe que los pescados son una gran fuente de energía ya que contienen proteínas, calcio, omega 3 y menos colesterol que la carne.

Solo que muchas veces es un poco complicado comerlos frescos, y las conservas son una muy buena opción para complementar una dieta saludable para toda la familia. Este tipo de productos son una buena alternativa a los embutidos y a la bollería, los dos tipos de alimentos con peor índice nutricional que los pequeños consumen.

Sin embargo, existe una gran variedad de productos en conserva y allí es donde nacen un sinfín de dudas a la hora de adquirirlas. A continuación, te presentaremos algunas recomendaciones que te serán de gran utilidad a la hora de escoger un producto en conserva.

1.- Conservas de pescados gran tamaño: atún y bonito

Ningún tipo de pescado tiene el mismo gusto, textura y apariencia en la mesa, es por ello que dentro de este grupo hay categorías que afectan el valor nutricional del producto como el de estas variables. Aquí es donde entra en juego la calidad del producto que se va a adquirir.

Dependiendo para que se va a utilizar la conserva es importante fijarse en la calidad y no en el precio, ya que un producto de mayor calidad aparte de ser más costoso, también será un sabroso y jugoso bocadillo, en cambio los de menor calidad no tendrán tan buen aspecto y podrán emplearse como ingredientes de otros platos tales como macarrones, pizzas, lasañas, entre otros.

2.- Conservas de pescados pequeños

Algunos de estos pescados pequeños son la caballa, melva, sardinas y anchoas. Son una buena alternativa para comer pescado sin la preocupación de injerir los metales pesados que tienen los peces de gran tamaño.

Algo que se debe tomar en cuenta es que las anchoas son una semiconserva, y es por ello que el envase en donde vienen esta siempre cerrado y se recomienda refrigerarlas.

3.- De la concha al plato

Los mariscos tales como los mejillones, berberechos, almejas o vieiras, son una buena fuente de hierro y calcio que también viene en conservas. Por lo que pueden ser consumidos para tener una dieta rica en hierro y tomarlo como meriendas entre horas o usarlos como ingredientes secundarios en otros platos.

4.- Con poca sal

Se pueden encontrar conservas con bajo contenido de sal, ya que esta no se le añade durante su preparación.  Lo que hace que tengan el 65% menos de sal que una conserva normal.

Esta es una buena opción para tener en cuenta a la hora de adquirir conservas que serán consumidas por los más pequeños de la casa o por aquellas personas hipertensas, que por cuestiones de salud deben tener un consumo bajo de sal/sodio.

Hay que tener muy en cuenta que el ingrediente que se utiliza como aditivo conservante en las conservas es la sal, es por ello que deben consumirse con moderación como todo en la vida. Ya que, aunque sean productos seguros para su consumo, tienen ciertas restricciones para su ingesta.

Un dato a tener en cuenta es que 100 gramos de pescado en conserva aportan por término medio unos 350 mg de sodio, frente a los 50 mg de sodio por una cantidad equivalente de pescado fresco.

5.- Metales pesados

Los peces dependiendo de su tamaño aculan gran cantidad de metales pesados tales como el mercurio, plomo y cadmio. Por ello, se recomienda que para resguardar la salud del individuo que vaya a consumir conservas, no centrar su ingesta solo en atunes o bonitos.

Una buena opción para ingesta de este producto, son las conservas elaboradas con peces pequeños tales como sardinas, anchoas, caballa y melva, que tienen menor cantidad de metales pesados. Este es un consejo muy importante para niños, mujeres embarazadas y mujeres lactantes.

6.-Envases

Se recomienda adquirir conservas cuyo envase es de cristal, ya que las latas contienen bisfenol A, un compuesto químico toxico que forma parte de los materiales con los que se elaboran dichas latas que están en contacto con los alimentos.

Es un riesgo potencial de contaminación que continúa siendo evaluado por el riesgo de migración a los alimentos.

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