En armonía con el entorno: cuando la Naturaleza habla
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Para darle un toque fresco a nuestro artículo del viernes, hemos decidido crear un post enfocado desde una perspectiva más consciente, vamos a hablar de la importancia de estar en armonía con el entorno, pues, pese a lo que pensemos (o dejemos de pensar) sea en el ámbito biológico, desde la perspectiva científica más cerrada hasta el concepto más espiritual del asunto, lo cierto es que estamos en una continua interacción con el entorno que nos rodea, esto es: con la naturaleza.

Pero, pese a todo lo que la naturaleza ofrece a la vida en este planeta, no podemos olvidar que los mismos árboles sirven de biosferas para otras criaturas más pequeñas, que además interactúan entre sí, creando, transformando y propiciando el equilibrio natural del planeta: un mundo dentro de un mundo. No obstante ¿es ese equilibrio correspondido? Cuando la naturaleza habla ¿cómo le responde el ser humano? ¿Responde con armonía o de lo contrario responde con hostilidad?

En el artículo de hoy, y para que nos hagamos una idea de hasta qué punto el ser humano está relacionado con las plantas y los árboles (a fin y al cabo,  nos dan su alimento, sus propiedades y el oxígeno mismo que respiramos ¿qué menos que estar en armonía con el entorno?), analizaremos unos experimentos científicos que se hicieron con ese propósito. Pasemos directamente a nuestro tema principal de hoy, cuando la naturaleza habla:

Una vez, unos científicos y unos biólogos se reunieron, decidieron hacer el siguiente experimento: colocar dos semillas de la misma especie por separado, con el fin de hacerlas crecer al mismo tiempo. A una, le ponían música clásica, el sonido del mar, de los pájaros, le cantaban, les hablaban palabras cariñosas cada día. A la otra, en cambio, le hicieron todo lo contrario, solo le hablaban palabras mal sonantes, le decían cosas desagradables, le ponían música estridente, etc. ¿Imaginan cual fue el resultado?

Pues que una creció llena de vitalidad y hermosura, mientras que la otra… apenas creció mustia y carente de belleza.

¿Interesante, verdad?

Otro experimento fue, medir la frecuencia de vibración de las hojas de una planta, sí, ¡las hojas!, cuando el científico hablaba con ternura, la frecuencia de vibración de la hoja era tranquila, calmada: estaba en paz. Pero en el momento que el científico cogió unas tijeras, y cortó la punta de la hoja, la vibración cambió, de estar calmada la planta empezó a estar agitada. Tras unos minutos, la vibración volvió a la normalidad, cuando el científico comenzó a hablar con dulzura, hasta que volvió a coger las tijeras, esta vez no llegó a cortar nada, solo las cogió pero ¿a que no saben que pasó? ¡Las hojas volvieron a sufrir una aceleración en su frecuencia de vibración! Y no solo ella, sino también las de su entorno. Esto explica porqué, en un denso bosque, si un extremo está ardiendo, la otra punta del bosque también tiende a reaccionar. Hay una simbiosis, y todo está relacionado. La cuestión es, que el ser humano aprenda también a hacer uso de esa conexión, para de ese modo, poder estar también en armonía cuando la naturaleza habla.

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¡Les esperamos!

Fuentes consultadas para la realización de este artículo:

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